El retablo mayor de San Esteban preside el templo de su nombre, y a todo el conjunto de retablos que se muestran en la exposición. De él arranca la dinámica que se quiere dar a la muestra. El protomártir inicia el camino testimonial de los mártires que a través de él siguieron el ejemplo de Cristo y cuyos testimonios se representan en cada uno de los retablos.
Esteban es uno de los siete diáconos elegidos por los apóstoles y la comunidad cristiana de Jerusalén, para atender al servicio de las viudas. Hombre lleno de gracia y de sabiduría predicaba el mensaje del Resucitado. El libro de los Hechos de los Apóstoles narra su discurso a los judíos, lleno de sabiduría, que no pudiendo resistir la fuerza de su espíritu se abalanzaron sobre él y le condujeron fuera de la ciudad donde fue apedreado hasta entregar su vida. En el momento de su muerte pide al Padre, a quien ha visto en los cielos abiertos con su hijo Jesucristo sentado a su derecha, que reciba su alma, y que no tenga en cuenta a sus verdugos su pecado. Así le presenta la escena principal del retablo.